Y pese a este reconocimiento casi todos los análisis acaban concluyendo que merece la pena quedarse allí. La mayoría lo hacen por simple inercia, pero hay algunos que insisten en que es casi su deber quedarse allí para "dar la batalla cultural". Y no solo medios, también políticos, personalidades o sencillos tuiteros de izquierdas están convencidos que, pese a la deriva reaccionaria de la red y su dueño, aún pueden presentar batalla y, quién sabe, incluso ganar.
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