Tampoco era un Tío Tom como Patterson y le hizo pagar cara su falta de respeto. Como haría en 1967 con Ernie Terrell, que negó la identidad de Muhammad para también ser vapuleado mientras escuchaba a Ali preguntarle <<¿Cuál es mi nombre?>> una y otra vez.
Ali era perfectamente consciente de la importancia de sus gestos y del símbolo en que se había convertido, así que no iba a caer por una simple repetición de golpes. Si Foreman quería tumbarlo iba a tener que sorperenderle con un golpe imprevisto, como aquel uppercut de derecha del primer asalto que Ali esquivó sin saber muy bien cómo y que dibujó en sus ojos la certeza de que, de haberle dado, le habría sacado volando del ring.