Su popularidad le permitiría establecer un modelo de negocio: los canales de televisión le vendían espacios que él producía y posteriormente revendía a los patrocinadores. Hubo un momento en el que sus programas aparecían en tres cadenas de televisión a la vez.
Pero su ambición era mayor: quería tener su propia cadena de televisión, y para eso pasó a arrimarse a los militares, entonces en el poder, para lograr hacerse con una concesión.